jueves, 28 de agosto de 2008

LOS HUNOS

Los Hunos

Huno, pueblo nómada asiático, probablemente de origen turco, tártaro o ugrio (ugro), que partió de las estepas situadas al norte del mar Caspio para realizar repetidas incursiones en el Imperio romano durante los siglos IV y V d.C. Estos ataques culminaron en una serie de guerras en la época de Atila, el más renombrado de sus líderes, que llevaron a ambas partes del Imperio romano, Oriental y Occidental, al borde de la destrucción. En su momento de máximo esplendor, los hunos absorbieron diferentes tendencias raciales en sus ejércitos y asimilaron las características de las poblaciones de su entorno, de modo que en Europa perdieron poco a poco su marcado carácter asiático; pero incluso antes de su llegada a Europa sus características físicas variaban mucho, y no era fácil determinar su identidad étnica o lingüística. Sin embargo, todos los relatos coinciden en describirlos como un pueblo nómada agresivo, con escasos logros culturales, que había logrado desarrollar una gran destreza en las técnicas de combate, sobre todo en el campo de la equitación militar.

Antes de que diera comienzo su historia europea conocida, existía en China occidental una tribu, posiblemente relacionada con los hunos, conocida con el nombre de xiongnu, a finales del siglo III a.C., en los primeros años de la dinastía Han. En el siglo II d.C., el poder de esta tribu en Oriente se debilitó y finalmente se dividió en dos campamentos, uno de los cuales se dirigió al sur con unas 50.000 familias, mientras que casi todos los demás, tras intentar durante algún tiempo sobrevivir en las estepas del Caspio, se fueron al oeste y al noroeste en busca de nuevas tierras. Un gran número de los que se dirigieron al noroeste, se estableció durante algún tiempo a orillas del río Volga. En la segunda mitad del siglo IV d.C., a las órdenes de un líder llamado Balamir, o Balamber, avanzaron hacia los territorios de los alanos, un poderoso pueblo asentado entre los ríos Volga y Don, a quienes derrotaron en una batalla a orillas del Don.

Su siguiente conquista fue el territorio de los ostrogodos, a los que persiguieron en su retirada hasta el río Danubio. De paso amenazaron a los visigodos, que buscaron la protección del Imperio romano. Pocos años después, cuando los godos se rebelaron contra la autoridad romana, los hunos cruzaron el Danubio para unirse a ellos. En las primeras batallas que se produjeron, los hunos no tuvieron un papel destacado, pero a principios del siguiente siglo se les unieron nuevas hordas, y antes del 432, durante el reinado del emperador romano de Oriente Teodosio II, su poder había aumentado tanto que el rey huno Roas, o Rugilas, cobraba un importante tributo anual a Roma.

A Roas le sucedieron sus sobrinos Atila y Bleda. Tras la muerte de Bleda, Atila amplió los dominios hunos en Occidente hasta la Galia, donde fue derrotado en el 451, e Italia. Sin embargo, tras la muerte de Atila en el año 453, el poder de los hunos decayó, y no volvieron a tener un lugar destacado en la historia europea. Muchos hunos se alistaron en los ejércitos romanos, mientras que otros se unieron a nuevas hordas de invasores del norte y del este, a quienes ayudaron en sus continuos ataques contra el Imperio.

En lo que respecta a las incursiones asiáticas de los hunos, llegaron incluso hasta la India, donde tras ser repelidos en un principio (finales del siglo V) por la dinastía Gupta, acabaron por provocar su desaparición como el principal poder en la zona.

Dinastía Han, dinastía imperial china (206 a.C.-220 d.C.), fundada por Liu Bang (cuyo título imperial fue Gaozu), un humilde soldado de fortuna que llegó a ser duque de Pei, después príncipe de Han y por último (206 a.C.) emperador de China. Los Han lograron hacer de China un poderoso estado unificado. Liu Bang forjó su imperio, el de los Han anteriores (o Han occidentales), durante la lucha por la sucesión que siguió a la muerte del primer emperador, Qin Shi Huangdi, y el desmembramiento del corto Imperio de su dinastía Ch'in (Qin), tomando la ciudad de Ch'ang-an, hoy en día Xi'an en la provincia de Shaanxi, como su capital. Mitigó las duras leyes y los fuertes impuestos del régimen Ch'in, pero mantuvo su estructura. Gaozu también otorgó a su familia y a sus aliados extensas provincias en China oriental como reinos subordinados. Lo crucial para el futuro de China fue el hecho de convertir el confucianismo en la ideología del estado Han, a pesar de que se añadieron elementos de adivinación y del legismo totalitario de la dinastía Ch'in al reforzado gobierno imperial. Los Han siguieron el principio de nombramiento por méritos y un rudimentario sistema para valorar la capacidad de desempeñar un cargo público. A finales del siglo II a.C. se fundó una universidad imperial que proporcionaba el estudio de los clásicos del confucianismo.

Durante la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.), el régimen imperial, inaugurado con la dinastía Ch'in, quedó consolidado y aun fue ampliado. El confucionismo se convirtió en la base filosófica del imperio. Por vez primera, las cualidades personales empezaron a desempeñar un importante papel en la selección de funcionarios públicos. Las rutas comerciales terrestres fueron ampliadas hasta alcanzar Europa y la cultura china inició su influencia sobre los países vecinos.

LOS OTROS HAN ANTERIORES

El hijo de Gaozu, Wendi (reinó entre el 180 y el 157 a.C.), continuó con las benevolentes políticas de su padre y se quedó con las tierras anteriormente concedidas como reinos. El emperador Wudi (que reinó entre el 140 y el 87 a.C.) utilizó la riqueza acumulada de la nación. Los Han se expandieron al sur del río Yangzi Jiang (Yang-tsê), tras ir acumulando territorios hasta casi alcanzar las actuales fronteras de China, y establecieron colonias en Annam. El sur de Dongbei Pingyuan (Manchuria) y el norte de Corea fueron subyugados, y las fuerzas que combatían a los nómadas xiongnu penetraron en Asia central hasta alcanzar el río Jaxartes (actual Sir Daria). Estas costosas campañas conllevaron el aumento de los impuestos, el establecimiento de los monopolios estatales sobre industrias clave, tales como la producción de sal y de acero, y la alteración del dinero. La próspera población creció más que los propios territorios ocupados. El reinado de Wudi finalizó con desórdenes debido a los enfrentamientos por la sucesión y a las derrotas militares, y el periodo culminante de la grandeza de los Han se disipó.

Los Han anteriores decayeron en el siglo I a.C., con varios emperadores niños, consortes nepotistas y luchas de poder. Importantes familias de las provincias se aseguraron exenciones impositivas, redujeron la base fiscal del Estado y trasladaron las cargas a los campesinos cada vez más rebeldes. Finalmente, Wang Mang (que murió en el año 23 d.C.), cortesano y regente del último emperador niño de los Han anteriores, se apoderó del trono, iniciando así el breve interregno de la dinastía Xin (9-23 d.C.). Buscando el respaldo popular, Wang nacionalizó bienes exentos y los redistribuyó entre los campesinos, expandió monopolios estatales y abolió la esclavitud. La resistencia por parte de los propietarios de tierras acabó con sus intentos políticos, en el inicio de una crisis agraria empeorada por el descuido estatal de los sistemas hidráulicos en el norte de China. Los campesinos rebeldes del norte, conocidos como los ‘Cejas rojas’ se unieron a las familias importantes, tomaron Ch'ang-an y mataron a Wang Mang.

Vasija china Esta vasija de oreja, llamada así por la forma de su asa, fue realizada en China durante la dinastía Han (206 a.C.-200 d.C.). Está hecha en madera laqueada, por fuera en negro con decoraciones en rojo y, por dentro, en rojo con decoraciones en negro y oro. Es posible que formara parte de los bienes funerarios que se enterraban con los muertos.

LOS HAN POSTERIORES

Liu Xiu (más tarde Huang Wudi), el decimoquinto emperador Han, restableció la dinastía, conocida con el nombre de los Han posteriores (o Han orientales) (25-220 d.C.), y trasladó la capital a Luoyang, en la actual de Henan. Restauró la estructura gubernamental de los Han anteriores, pero hacia el 100 d.C., ésta volvió a deteriorarse. Los eunucos se hicieron más poderosos y empezaron a luchar encarnizadamente contra los funcionarios del gobierno, y triunfaron durante un corto periodo en el 186 d.C. para ser exterminados tres años después. El taoísmo clásico se había convertido en una religión popular que dio lugar a dos importantes sectas religiosas, la de los ‘Turbantes amarillos’ de Shandong y la ‘Sociedad de las Cinco Medidas de Arroz’ de Sichuan, que no fueron dominadas hasta el año 215 d.C. La movilización contra los rebeldes estimuló la creciente autonomía provincial, y en el 220 d.C. el debilitado Imperio se escindió en tres partes, iniciándose así un periodo que pasó a conocerse como el de los ‘tres reinos’, que habría de durar hasta el 316. Los Han anteriores sumaron catorce emperadores y los Han posteriores doce.

El caballo volador de bronce, procedente de una tumba en Wu-Wei, fechado a finales de la dinastía Han, corre con una de sus patas sobre una golondrina. La imagen es realmente una representación de una apreciada raza de caballos introducida en China hacia el año 100 a.C. En tiempos de la dinastía Han no se había introducido todavía el budismo y era importante colocar objetos en las tumbas de los difuntos para su vida en el más allá.

Atila (c. 406-453), rey de los hunos (c. 433-453), conocido en Occidente como el ‘azote de Dios’, llamado Etzel por los alemanes y Ethele por los húngaros.

Se sabe poco de los primeros años de la vida de Atila, excepto el hecho de ser miembro de la familia gobernante de los hunos, un pueblo nómada de origen asiático que se abalanzó desde las estepas del Caspio, en repetidas correrías, sobre el Imperio romano. Antes del nacimiento de Atila, los hunos alcanzaron el río Danubio en incursiones contra el Imperio romano de Oriente; en torno al año 432 d.C. habían adquirido tal poder que el tío de Atila, el rey huno Roas, o Rugilas, recibía un gran tributo anual de Roma. Atila sucedió a su tío, compartiendo el trono al principio con su hermano Bleda, al que asesinó en el 445. En el año 447 Atila avanzó por Iliria y devastó toda la región comprendida entre el mar Negro y el Mediterráneo. Aquellos pueblos conquistados que no fueron destruidos fueron forzados a servir en su ejército. Derrotó al emperador bizantino Teodosio II, y Constantinopla se salvó por la única razón de que el ejército huno, básicamente formado por fuerzas de caballería, carecía de las técnicas de asedio a una gran ciudad. Sin embargo, Teodosio fue obligado a ceder una parte del territorio, al sur del Danubio, y pagar un tributo y un subsidio anual.

Contando en su ejército con un gran número de ostrogodos, o godos del este, a los que había sometido, Atila invadió la Galia en el 451 en alianza con Genserico, rey de los vándalos. Se encontró con el general romano Flavio Aecio y fue derrotado ese mismo año en la batalla de los Campos Cataláunicos, que tuvo lugar cerca de la actual ciudad francesa de Troyes; según todos los relatos, esta fue una de las más terribles batallas de la antigüedad. Los romanos fueron ayudados por los visigodos, o godos del oeste, al mando de su rey Teodorico I. Los historiadores de la época estiman las pérdidas del ejército de Atila entre 200.000 y 300.000 bajas, un número que en la actualidad se cree altamente exagerado. Aecio, con gran juicio, permitió a los hunos retirarse, siguiéndoles de lejos hasta el Rin.

Parcialmente recuperado de la derrota, Atila dirigió al año siguiente su atención hacia Italia, donde arrasó Aquilea, Milán, Padua y otras ciudades, avanzando hacia Roma. Ésta se salvó de la destrucción exclusivamente gracias a la mediación del papa León I, quien en una entrevista personal se dice había impresionado al rey huno con su majestuosa presencia. En el año 453 Atila se preparó una vez más para invadir Italia, pero murió antes de que pudiera llevar a cabo el plan.

Una importante consecuencia de la invasión de Italia por Atila fue que algunos de los pueblos conquistados, especialmente los vénetos, del noreste de Italia, buscaron refugio entre las islas, pantanos y lagos en la cabecera del mar Adriático, y en ese lugar fundaron un Estado que con el paso del tiempo se convirtió en la República de Venecia.

Atila, conocido como ‘el azote de Dios’, unificó a los hunos (varias tribus de pueblos mongoles), e invadió el Imperio romano desde el 436 hasta el 453. Asesinó a su hermano en el 445 para obtener el control único sobre el Imperio de los hunos, que se extendía desde el Rin, por el oeste, hasta el río Ural, por el este; su límite septentrional era el mar Báltico y el meridional, el Danubio.

Dinastía Gupta, dinastía india que gobernó desde el año 320 d.C. hasta el año 540 aproximadamente, periodo considerado tradicionalmente como la edad de oro de la cultura clásica en la India. El régimen Gupta se basaba en el antiguo reino de Magadha, y su núcleo eran las conquistas y las alianzas matrimoniales del rajá (soberano) Chandragupta I (que reinó desde el 320 hasta el 330 aproximadamente). Su hijo y heredero Samudragupta sometió gran parte de India septentrional y central y llevó a cabo importantes campañas en el sur, aunque sólo gobernó de manera directa el valle del Ganges y la India central. Su hijo Chandragupta II (que reinó aproximadamente desde el 375 hasta el 413) extendió el Imperio por el oeste y por el sur, consolidando la autoridad Gupta, y su reinado vio florecer la cultura india. La India Gupta fue pacífica y próspera, aunque las investigaciones modernas sugieren que el subcontinente ya estaba económicamente desarrollado con anterioridad a la llegada de la nueva dinastía. Las danzas y la música india desarrollaron sus actuales características, mientras que la literatura sánscrita gozó de uno de sus periodos más productivos (aunque arrancaba de épocas anteriores). El arte indio también se desarrolló, proporcionando un modelo para épocas posteriores. Aunque los dirigentes Gupta eran hindúes, también apoyaron el budismo, que disfrutó uno de sus últimos periodos destacables en la India. Peregrinos budistas, como el monje chino Fa Xian, visitaban la India Gupta en busca de conocimiento en sus centros de estudios budistas. El propio hinduismo inició un saludable renacimiento, debido en parte a la asimilación de elementos budistas. En el campo de las matemáticas se desarrolló el sistema decimal, junto con el actual sistema de números. La influencia Gupta se extendió incluso dando forma al desarrollo cultural de los nuevos estados de Asia suroriental.

La dinastía Gupta comenzó a derrumbarse hacia finales del siglo V, cuando invasores hunos, conocidos como los hunos blancos, penetraron desde Asia central. Skandagupta (que reinó alrededor del periodo comprendido entre los años 455 y 467), el último gobernante Gupta poderoso, les detuvo durante un tiempo, pero después de su muerte la dinastía fue desintegrándose gradualmente por una serie de luchas sucesorias hasta que los hunos invadieron y fragmentaron su territorio. Finalmente, los últimos Gupta, ya sin patria, entregaron India central y septentrional a los hunos, que se hicieron con el mando supremo hacia mediados del siglo VI d.C.

Cantar de los nibelungos, poema épico medieval de autor desconocido, escrito en alto alemán medio a comienzos del siglo XIII en Austria. El poema contiene elementos de las mitologías escandinava y germánica y relata la historia temprana de Burgundia. Existen numerosas versiones del material contenido en el Cantar de los nibelungos. La principal es la epopeya islandesa conocida como Volsunga Saga, basada en elementos mitológicos y primitivos. El Cantar de los nibelungos, relata más elementos históricos. El compositor alemán Richard Wagner tomó partes de las dos versiones para su tetralogía operística El anillo del nibelungo, un poema profundamente trágico basado en el tema del destino y la transformación de la dicha en dolor.

El héroe del Cantar de los nibelungos es Sigfrido, un guerrero alemán. Sigfrido da muerte a dos jefes burgundios de la familia de los nibelungos y se apodera de su espada mágica, su tarnkappe, un manto que hace invisible a su portador, y sus reservas de oro, maldecidas por los burgundios en el momento de morir. A continuación se dirige a Worms, la capital de Burgundia, donde conoce a la hermosa Crimilda, hermana del rey Gunther, y se propone casarse con ella. Hagen, un astuto y perverso consejero de Gunther, decide apropiarse del tesoro de los nibelungos y comunica a Gunther y a sus hermanos que Sigfrido ha matado a otros monarcas burgundios y no es hombre de fiar. Sin embargo se gana la confianza de Gunther al ayudar a los burgundios en su batalla contra los sajones. Gunther consiente el matrimonio entre Sigfrido y Crimilda a condición de que éste le ayude primero a derrotar a Brunilda, reina de Islandia, que posee poderes mágicos y sólo ofrecerá su mano a quien consiga derrotarla en combate. Sigfrido y Gunther viajan hasta Islandia con el manto que los hace invisibles. Sigfrido derrota a Brunilda en una lucha cuerpo a cuerpo. Convencida de que es Gunther quien la ha abatido, Brunilda accede a casarse con él mientras Sigfrido se casa con Crimilda.

Hagen convence a Gunther para que le permita matar a Sigfrido, y obtiene el consentimiento del rey al destacar que, aunque Sigfrido no es más que un vasallo, es considerado por todos superior al propio rey. El odio de Gunther hacia Sigfrido crece cuando Brunilda descubre en parte que su matrimonio es fruto de un engaño. Hagen asesina a Sigfrido en el curso de una cacería real. Crimilda jura vengar la muerte de Sigfrido, pero no tiene ningún poder porque Hagen se apodera del tesoro de los nibelungos que Crimilda ha heredado y con el que se proponía formar un poderoso ejército. Hagen esconde el tesoro en un lugar secreto del Rin. Trece años más tarde, Crimilda se casa con Atila, rey de los hunos. Al cabo de unos años consigue atraer a Hagen, Gunther y sus seguidores hasta la corte de Atila, y los mata a todos. Crimilda es asesinada por un héroe alemán, Hildebrand, horrorizado por el asesinato de los burgundios. El tesoro de los nibelungos continúa enterrado en el fondo del Rin y Hagen se lleva a la tumba su secreto.

Aunque los sucesos y personajes del Cantar de los nibelungos están inspirados en remotos acontecimientos históricos, el poema los adapta al mundo cortesano y los sitúa en escenarios geográficos conocidos. Fue una de las epopeyas medievales germánicas más populares hasta el siglo XVI.